De las fragilidades de la vida

De las fragilidades de la vida

«Pequeñas cosas nos inician en nuevas formas de pensar».
V. S. Naipaul

La vida siempre sorprende. Cuando menos te lo esperas da un giro y te enseña perspectivas que no contemplabas.

Y es que planear es una cosa y cómo se presentan al final es otra muy diferente. Te descubres de repente viendo alternativas y posibilidades que nunca habías pensado. Te sorprendes de las sorpresas que puedes tener y por supuesto te enfrentas a mundos desconocidos que te desmontan por completo esa agenda a la que muchas veces nos aferramos como rito de productividad y no perdida de valía social.

Nadie nos explica cómo es la vida. Simplemente nos adentramos en la aventura de vivirla. Llega un momento en el que aprendemos a distinguir el bien del mal. Nos damos cuenta de que no todos somos realmente iguales pero si parecidos.

El paseo que damos depende de cómo nos lo tomemos. Consiste en mirar al cielo y ver el color que tiene. De disfrutarlo tanto en los días en los que el sol te ciega a los que está tan gris que te piensas dos veces el salir de casa. En no tomarte al pie de la letra la forma de ser de aquellos que van por la vida sin ánimo de vivirla y de comprender que la nadie puede dar lo que no tiene.

De las fragilidades de la vida aprendes cuando te das cuenta de que estás vivo de milagro. De que cada día que pasa es un regalo que de ti depende cómo te lo tomes. Que todos podemos cambiar si las circunstancias nos invitan a ello.

No necesitamos acumular más sino respirar más profundo y ser más conscientes de que muchas veces eso que tanto nos preocupa se resolverá de la forma que tenga que hacerlo.

Parar a veces es tan necesario como mantenernos en constante movimiento. Los cambios se suceden incluso cuando duermes, cuando no tienes tiempo de hacerlo sutilmente tu piel se va transformando aunque al mirarte al espejo siempre veas el mismo reflejo.

Muchas veces sentimos que estamos desprotegidos ante las inclemencias. Sufrimos por aquello que tenemos por miedo a que nos lo quiten. Nos resistimos a dar nuestro brazo a torcer porque sentimos atacado a nuestro ego sin ser conscientes de que la única llave que abre la razón es la verdad.

Siempre puede caber un poco más de amor en nuestro frágil corazón.

Siempre puedes tener un poco más de miedo y a la vez un poco más de atrevimiento a dar un paso al frente y descubrir que hay nuevos paisajes al otro lado al que te resististe pasar.

De las fragilidades de la vida solo nos queda aprender . Porque la vida en sí te enseña a ello.

Nos leemos en breve. Con amor,

I.

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