Ghosting y salud emocional

Ghosting y salud emocional

«Las emociones no expresadas no mueren,
permanecen ocultas y aparecen más tarde de forma desagradable».
Sigmund Freud

Ghosting y salud emocional

Feliz comienzo de semana!

Os escribo este post de hoy desde mi pequeño refugio, en mi rincón, lleno de luz, de primavera, de proyectos, paz y tranquilidad y por supuesto, de aprendizaje.

Después de un finde lleno de momentos especiales, de reflexión, ausencias y presencias, he tenido tiempo para sentarme a escribir sobre un acontecimiento que se está volviendo más común y frecuente y que cada vez forma parte de temas de conversación.

Me refiero al fenómeno «Ghosting». Y es que en esto de poner anglicismos a lo que toda la vida se ha llamado «ir a por tabaco y no volver», parece que hace menos daño. Es algo así como hace mutis por el foro sin saber si se ha terminado o no la función, aunque algo ya se puede intuir cuando la ausencia se hace prolongada sin un motivo aparentemente «normal».

Ya se ha dicho muchas veces que la ausencia de mensajes ya es una señal en sí.

Pero es que la vida es muy corta como para andar descifrando crucigramas, para ir pensando si es que están usando una estrategia o se trata simplemente de este mercado de lo rápido, lo fugaz, el tener miles de estímulos a golpe de clic, de reemplazar sin más a unos por otras.

Ahí es donde empieza el conflicto realmente y donde entra en juego la salud emocional. Porque cuando empiezas a conocer a una persona, no sabes qué batalla está librando internamente.

Desconoces por qué momento de su vida está atravesando, si ha tenido una pérdida reciente, si su última pareja la ha maltratada/o, cómo de dañada está ya su autoestima, qué tipo de relación mantiene con su cuerpo…

Considero que, sin llegar a generalizar porque no lo veo ni justo ni realista, nos hemos convertido en trozos de piel que en ocasiones parecen no tener sentimientos. Y es que en algún momento no hemos querido enfrentarnos, ser valientes y decir: «antes sí, pero ya no». O «antes eras un quizás y ahora, una duda».

Porque la vida cambia, evoluciona. Nos venimos arriba en un momento determinado y prometemos la luna que no tenemos.

Nos convertimos en ilusionistas de las emociones de los demás, sin saber que en algún momento, alguien, una persona, está depositando en nosotros esa esperanza de cambio. El «esta vez sí».

Quizás la hemos motivado a creer en algo. O simplemente le hemos tendido una mano para que salga de ese agujero en el que nos gusta meternos, cual madriguera, para evitar que nos hagan daño.

Y no es que tengamos que cargar sobre nuestras espaldas o conciencia lo que la otra persona espere de nosotras/os, pero sí de lo que le decimos, de lo que prometemos, cuando les subimos a lo más alto y les dejamos en caída libre sin red de seguridad.

No nos convirtamos en vendedores de tres al cuarto por un simple intercambio de carne porque sí, aunque sea en una simple transacción corporal, hay intimidad, emociones, caricias, sentimientos…

Posiblemente sea uno de los instantes más íntimos que podamos llegar a compartir con una persona. Por eso, debemos tratar a esa persona con amor. Siendo honestas, empatizando y evitando provocar un dolor innecesario.

Porque las personas necesitan comprender. Entender un por qué, unas palabras que hagan cerrar ese círculo, aunque la herida tarde en cicatrizar.

Así que seamos primeramente honestas/os. Tratemos de decir la verdad. Y si cambiamos de opinión, seamos valientes y enfrentémonos a ello con la mayor dignidad posible.

La salud emocional ya está de por sí muy tocada con todos los acontecimientos que hemos ido viviendo en estos dos últimos años. No creemos más problemas en los demás. Intentemos dejar a las personas mejor de las que nos las encontramos. Y tratemos de hacer posible un mundo donde se disfrute del proceso, donde podamos conocer realmente o al menos, darnos (y dar) la oportunidad de que se muestren como son.

Las emociones que se quedan dentro, se enquistan. Provocan más daño y más dolor. Y como os he dicho al principio, no sabemos, con esa persona con la que nos hemos cruzado, qué siente y de qué situación viene.

Dejemos de «usarnos». Tratemos de aprender y llenarnos del otro. Cualquier persona que se cruce en nuestro camino puede ser enseñanza y aprendizaje.

Y por supuesto, no salgamos al ruedo si no estamos preparadas/os. No vendamos historias donde realmente no somos protagonistas y llevemos a la práctica eso de «no le hagas al otro lo que no te gustaría que te hicieran a ti». No hay mejor almohada que una conciencia tranquila.

La salud emocional puede ser frágil. No seamos una más.

Así que tratémosla con cuidado y con cariño. ❤️

Nos leemos en breve.

Con amor,
I.

Ghosting y salud emocional

Please follow and like us:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Social Share Buttons and Icons powered by Ultimatelysocial