¿A quién le pido el tiempo que me falta?

A quién le pido el tiempo que me falta

Debí haberte encontrado diez años antes, o diez años después.
Pero llegaste a tiempo.
Jaime Sabines.

Stop. Retrocede a ese punto en el que le quitaron las pilas al reloj y te lo devolvieron.

Te dijeron: aquí lo tienes. Es el mismo, pero todos sabemos que no es igual.

Porque no volverá a marcar esa hora en la que ibas por la calle sin guardar distancias, salías sin tener que regresar antes del toque de queda, reíais quince personas en un garito diminuto, todos agolpados en un mismo sitio, pasando los vasos de chupitos de una mano en otra, viajando con una maleta con un destino a un final feliz, abrazando a cuatro a la vez, besando por primera vez con la ilusión de quien disfruta del riesgo que es vivir la vida.

Siguen con esas noticias que martillean nuestro cerebro día tras día, como la taladradora de la calle que se te mete en el último sentido y al final, forma parte de la melodía de tu rutina.

Siguen con esos número escalofriantes, tratándolos como si no tuvieran alma, como si no hubiera sufrimiento detrás de cada cifra. Y los mismos que piden que cumplamos, no lo hacen. Sean del color que sean. Se sienten a derecha, izquierda, se queden de pie o cruzados de brazos sin hacer nada.

Mientras tratamos de ser equilibristas en esta cuerda que cada vez se vuelve más floja, creyendo que en algún momento, llegaremos al punto de partida y haremos todo eso que ahora, nos piden/recomiendan/solicitan/ruegan/exigen/obligan/ a hacer.

Mi reloj sigue ahí golpeándome a partes iguales, viendo cómo se destrozan familias, cómo negocios sobreviven asfixiados, manteniendo la respiración tratando de no ahogarse, recién nacidos a los que se les ha quitado la oportunidad de ser acariciados sin una mascarilla de por medio, abuelos que desde la distancia ven pasar la vida, tratando de contenerla aún más.

Y entonces miro este reloj que no suena igual y me pregunto: ¿A quién le pido el tiempo que me falta? ¿Dónde puedo reclamar esos planes que se han aplazado a un instante que a día de hoy, no existe?. ¿A quién le pido la ilusión de volver a viajar con la música a otra parte, de vernos sin una pantalla de por medio, de gritar a los cuatro vientos que esto no es hacer vida normal, porque hay veces que nos falta la vida de uno u otro modo?

Luchamos y nos agotamos. Tratamos de ver alguna luz en medio de esta oscuridad que se ha instalado sobre nuestros pensamientos. Nos ponemos las botas sabiendo que el barro nos llega hasta la cintura. Nos enmascaramos, nos enfundamos las ganas de no sabemos muy bien qué y abrimos la puerta al desconcierto.

Quizás es cuestión de tiempo. Posiblemente, así será, aunque desesperemos, aunque nos falte todo para mandarlo a la nada.

Porque hay lágrimas que no se ven, pero se escuchan, haciendo un ruido ensordecedor en medio de la noche, cuando los abrazos en la distancia queremos que nos acaricien los miedos que aún están a los pies de la cama.

¿A quién le pido el tiempo que me falta? ¿A quién le pido que se quede cuando todos están pensando en marcharse? ¿Dónde escondo lo que no quiero que me quiten? ¿A quién le devuelvo esto, que no he deseado?

Y qué fácil es mirar fuera lo que nos falta dentro. Pedir lo que no tenemos. Soltar lo que queremos agarrar con ganas. Tirar la piedra, esconder la mano y meternos en ese pozo que otros han construido. Si me das una oportunidad, apuesto a que ambos nos ganamos.

Todos pasan. Pasamos. Formamos el recuerdo de alguien. Somos el sueño de los intrépidos. Lo inalcanzable de los rendidos y el sosiego de los que aguardan una oportunidad. Refugio de los que nunca descansan. Ansia pura de los se resisten a abandonar aquello por lo que creyeron y trabajaron sin parar.

En tiempos de guerra, mi paz, es tu trinchera. Cuando se trata de huir, mi cama es el hostal de los apátridas. Y si nada nos salva de este caos, que nada nos mate «para siempre».

Nos leemos en breve. Con amor y esperanza.

I.

Please follow and like us:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Social Share Buttons and Icons powered by Ultimatelysocial