Cuando quieres amor, pero cuesta amar.

Cuando quieres amor, pero te cuesta amar.

«En el interior de cada anciano
hay un joven preguntándose qué demonios ha pasado».
Terry Pratchett.

Cuando quieres amor, pero cuesta amar.

Entramos en la última semana de Julio y parece que la cuenta atrás para terminar el verano está justo en el ecuador. Hay una sensación extraña por el vértigo que provoca lo rápido que pasa el tiempo.

Como os dije en el anterior post, este será el último hasta Septiembre por aquí.

Llevo unos meses pensando en un nuevo proyecto y quiero dedicarle el mayor tiempo posible. Al final es como que la vida te va presentando opciones y sientes que el corazón te dice por dónde tienes que ir.

Hablando de corazón, durante unas cuantas semanas estoy hablando con diferentes personas, tanto hombres como mujeres con los que he encontrado muchos puntos en común a la hora de hablar de las relaciones (entiéndase amorosas). Y es que parece que falta compromiso y empatía.

Parece como que hay ganas de enamorarse, de volver a tener ilusión, ganas de sentir esas «mariposas», pero a la hora de la verdad, nadie sabe qué hacer o cómo actuar cuando tenemos delante a esa «posible persona».

Cierto es que vivimos unos tiempos complicados donde todo tiende al individualismo y a la autocomplacencia para no depender de los demás en ningún sentido.

Nos hemos vuelto más ermitaños y eso de dejar nuestros sentimientos danzando a su aire es un deporte de riesgo que no queremos asumir, no por falta de valentía sino por lo que nos podemos encontrar.

La experiencia, las decepciones, los años que van pesando y esa tranquilidad que encontramos cuando nadie nos perturba hace que cada vez cueste más salir ahí fuera.

Sin llegar a generalizar, porque cada personas tendrá su idea de relación ideal y porque dependiendo en el momento vital en el que te encuentres querrás una u otra cosa, da la impresión de que vincularnos afectivamente a alguien no termina de cuajar del todo.

¿Y si me sale mal? ¿Volver a sufrir de nuevo? ¡Si ya nadie quiere comprometerse! Y un largo etcétera que bien conocemos.

Leo a psicólogas y demás chicas por redes sociales (porque en su gran mayoría son mujeres) que hablan de sanar heridas del pasado, de estándares, de trabajarnos interiormente y mejorar nuestra autoestima…

Incluso sacan cursos para aprender a ligar en redes sociales…. Y no deja de parecerme sorprendente el «negocio» que se ha montado alrededor de algo tan sencillo (y tan complicado a la vez) como coincidir. Porque aquí ya no hablamos de amor, sino de conectar.

Hablando con mi abuela sobre este tema ella se reía. No es para menos. Antes no había tantas opciones, generalmente era el hermano de una amiga, el vecino de más arriba, el que te presentaban tus padres porque era «un buen partido»

Y sin entrar en si el amor todo lo puede y tampoco en «¿por qué las relaciones de antes duraban más que las de ahora?«, siento que la culpa no es de las aplicaciones (y de tener muchos estímulos), ni de que ahora tengamos más libertad a la hora de elegir.

Siento que la «culpa» al final, es nuestra. Porque hay como un hastío generalizado: qué hacer cuando quieres amor, pero cuesta amar.

¿Es un problema global? Porque por todo lo que leo en redes, lo que se comenta, vivimos… da la impresión de que la gran mayoría pasa por esa situación, pero nadie le pone remedio.

Nos hemos acostumbrado a las prisas, al instante, al YA.

Y con nuestra incertidumbre, con nuestro sí pero no… Idas y venidas, terminamos por cargarnos la autoestima de los demás. Y como no estás preparada/o pero quieres conocer a alguien especial (o no), sales ahí fuera a jugar. Y al final terminamos todos jugando sin saber muy bien qué ganamos o si perdemos.

He de confesar que no siempre salimos a amar, sino a que nos quieran. A sentir que somos algo para alguien. Como si en el fondo el perdernos sea para que nos encuentren.

Cuesta ponerse en el lugar del otro. Generalmente sentimos que damos más de lo que recibimos. Llenos de amor. Con ganas de más. Sin saber muy bien qué esperar cuando alcanzas el punto de no esperar nada.

Pero quiero lanzar una pequeña luz a todo esto. Y es que el amor es mucho más de lo que nos han contado. Que todo empieza por una misma. Todo es posible si somos capaces de esperar un poco más, tanto para ir, como para marcharnos.

Os deseo feliz descanso. Nos leemos en breve. Con mucho amor,
I.

Cuando quieres amor, pero cuesta amar.

Please follow and like us:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Social Share Buttons and Icons powered by Ultimatelysocial