Gente, personas, seres y almas…

Gente, personas, seres y almas...

«Todos luchamos contra la soledad.
Hay quien la elude buscando la seguridad de una familia,
otros se rodean de gente.
Yo escribo porque es una compañía constante».
Sam Shepard

Tic. Tac. Tic. Tac. El tiempo sigue su curso, incluso cuando alguien se queda pensativo con los ojos abiertos mirando al techo y siente por unas décimas de segundo que el mundo se ha detenido. Pero eso no va a pasar, no al menos mientras estemos vivos; salvo los que crean haber muerto en vida.

¿Cuántas veces has estado rodeada de gente y has sentido la soledad entre risas y brindis? ¿En qué momento estabas en mitad de la nada, escuchando el sonido de los pájaros dándole las gracias al sol por otro día más, y sabías que no necesitabas más para ser feliz?

¿Cuándo has estado con personas que sin conocer de nada te hacían sentir en casa? ¿Y cuándo has vivido ese momento en el que no veías lo que eran, sino en lo que se habían convertido esos seres y lo que te aportaban?

Vivimos demasiado conectados, rodeados de gente, personas de aquí, de allí, con las que compartes confidencias, instantes de tu vida irrepetibles, a las que no volverás a ver más o las que con el paso del tiempo, formarán parte de tu vida de una determinada forma.

Faltan almas. De esas que provocan palpitaciones desbocadas, de las que abren el apetito a conocer mundos que aún sabiendo que existen, no hemos visitado. De las que aún sabiendo que hay ciertas cosas que no podemos cambiar, nos invitan a cambiar nosotras.

Puntos diminutos en mitad de la ciudad. Ventanas indiscretas que esconden historias que no verán la luz. Secretos detrás de una cortina blanca. Parpadeos intermitentes que no se quieren leer. Iniciales o letras completas en mitad de un abismo que nos separa.

Gente, personas, seres y almas… Cada una con sus ganas de huir o de quedarse, de aprender o de enseñarnos. Yo pudiendo ser todas o ninguna a la vez, como quien canta una canción sin saberla, mirando a un infinito que cada momento sientes más cerca.

Cada uno con mundos en su cabeza. Con las dudas y los interrogantes tratando de ser calmados, dando respuestas a los instantes en los que la gente se convierte en persona. Y cuando las personas se vuelven seres y al final, somos tocadas por almas. ¡Qué complicado encontrarlas!

Porque quizás, son ellas las que sutilmente se acercan a nosotras y nos avisan para demostrarnos que si nos fijamos bien, están en todas partes. Pero entre las prisas, los miedos, las corazas y las ganas de huir, no miramos a nuestro alrededor y las perdemos de vista, y con ello, la oportunidad.

Amuletos en forma de encuentro casual. La vida son dos días y hay personas que lo concentran todo en un instante. Navegar en mitad de la tormenta con un salvavidas en forma de esperanza. Cerrar los ojos y sonreír. No hay pasado ni futuro, solo un presente continuo que me invita a respirar con el olor de las olas metiéndose en mi nariz y el sonido del silencio de la felicidad permitiéndome reposar los sueños sobre una almohada que cambio cada noche para tener nuevas aventuras cada día.

Nos leemos en breve. Con amor,
I.

Gente, personas, seres y almas…

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