La felicidad de encontrarse

La felicidad de encontrarse

«Lo difícil no es vivir con las personas, lo difícil es comprenderlas».
José Saramago

La felicidad de encontrarse

Empezamos el mes de abril. Cálido. Tranquilo. Con unos días de relax y desconexión, tan necesarios. Tan importantes para estar donde queremos estar.

He aprovechado para hacer cambio de armario y dejar más a la vista la ropa de primavera-verano. Más que nada porque aquí no existe ese término de «entretiempo». Pasamos del frío al calor en unos días.

Usando metafóricamente el cambio de armario, me he dado cuenta de que acumulamos muchas cosas a lo largo de nuestra vida. Y hoy, sin más dilación, me he propuesto a tirar mínimo dos bolsas de basura entre ropas y enseres de esos que ocupan espacio, que no te pones. Seguro que habrá personas a las que les venga bien.

Nos cuesta desprendernos de todo ello porque te recuerdan momentos, instantes, personas. Es posible que sintamos cierto apego (sano) porque lo vinculemos emocionalmente con parte de nuestra vida. Y es normal.

Hacer limpieza a fondo implica quitar aquello que ya no somos, donde no pertenecemos. Y da igual al ámbito al que me refiera: contactos en el teléfono, libros que hemos sido incapaces de terminar, ropa que por cualquier motivo se quedó en la percha… Acumulamos porque «no sabemos cuándo lo vamos a poder utilizar/necesitar/querer». Incluso por pereza o falta de tiempo. O porque no queremos encontrar un momento para ello.

No sé si os ha pasado, pero a mí, me encanta hacerlo de vez en cuando. De hecho, el otro día lo hablé con mi amiga Lucía. Quizás sea cosa de la edad y que conforme vas cumpliendo años empiezas a darte cuenta de que necesitas mucho menos para vivir. Te quedas con los momentos, con las personas, con el disfrutar de aquello que realmente te hace feliz. Salir ahí fuera más ligera de equipaje, sabiendo que al final, todo es material y todo va a quedarse aquí. Darle a cada cosa la función que tiene. Sin más allá. Del mismo modo que dejar en un lugar a buen recaudo todo eso con lo que nos hemos vinculado porque supone mucho más que lo que es: lo que representa.

Si no dejamos espacio, no podrá entrar nada nuevo. No sabremos qué tenemos realmente porque iremos acumulando unas cosas encima de otras. Tirar o dejar cosas, decir adiós a personas o lugares no debe ser sino un acto de agradecimiento por lo que supusieron en ese instante de nuestra vida.

La felicidad de encontrar(se) en un nuevo lugar. El acto lleno de generosidad de desprenderse de lo que ya no, para poder dejar lugar a lo que posiblemente sí. Sin apego. Sin temor a que quizás no encontrarás nada igual.

Encontrar no implica necesariamente estar buscando. Los atardeceres aparecen de repente para quien esté dispuesto a mirar al cielo. Y a mi me encanta coleccionarlos.

Perderse a veces es necesario. Pero encontrarte es maravilloso. Incluso que te encuentren tiene su magia. Como los niños que juegan al escondite y ríen sin parar cuando alguien ha dado con su lugar secreto. La felicidad de saber que estas en el lugar correcto en el momento adecuado en el camino de la vida.

Nos leemos en breve. Mis mejores deseos para este comienzo de mes, sin duda tan bonito y mágico.

Con amor,

I.

La felicidad de encontrarse

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