Supongo que es ahí donde nace la poesía,
en la sutilidad con la que la música invade el oído,
con la que el dedo pasa la siguiente página.
Miguel Gane
Nada hay que me parezca más inspirador que una hoja de otoño. Algo así como un pequeño recordatorio de que todo pasa. Que estamos aquí de prestado, para formar parte del paisaje pasajero. Escenas cotidianas que cada día tienen matices diferentes.
Cuando a una le viene la inspiración lo primero que hace es ponerse delante del teclado y escribir. A modo de desahogo, de expulsión, de poder manifestar lo que en ese instante todo le invade. Nos convertimos en poetas de la vida, con experiencias que nos arrastran o llevan a lugares que o bien ya conocemos o visitamos por vez primera.
Queremos hacer rimas bien sonantes, sonetos de amor eterno, palabras que provoquen melodías en aquellos que nos rodean. Costureros de corazones remendados que a base de letras tapamos sombras y arreglamos sueños.
Y como hoy me he sentido así, aquí van mis Poemas de Otoño:
*Poema para atletas de corazón
Gracias. Por salir corriendo cuando esperaba tu mano al otro lado y con el tropiezo me di cuenta de que frené con las mías. Porque las palabras no se las lleva el viento sino que se quedan ancladas a la falta de acciones. Y eso hace que te pongas en pie enseguida.
Gracias. Por huir cuando te faltaban minutos para llegar a la meta. Dar la vuelta en el último segundo. Por alejarte de la línea de llegada y volver a la posición de salida. 360º no nos ponen en el lugar que estábamos antes. A veces, nos pone en la dirección opuesta del primer paso. De un nuevo camino.
Porque al final no es a dónde te diriges sino con qué intenciones lo haces. De quién te rodea y de quien te acompaña. No es tanto el destino sino el camino. Y a quien ayudas mientras lo haces. De quien te desprendes cuando ya no lo necesitas. O crees no necesitarlo.
Al igual que las hojas que encontramos en el suelo en estos meses de otoño, que una a una cubren de una maravillosa alfombra los suelos de la ciudad, todo estamos conectados. Y al final, das lo que tienes. Recibes lo que das.
Nos leemos en breve. Disfrutad de esta estación maravillosa. Y de vivir.
Con amor,
I.
