Sentirse libre

Sentirse libre

«El secreto del cambio es centrar toda tu energía,
no en luchar contra lo viejo, sino en construir lo nuevo.»
Sócrates

Hoy venía camino al trabajo y miraba al horizonte los primeros rayos de luz, aunque algo escondidos tras las nubes que amenazan tormenta (la cual de momento, no ha caído), sintiendo cómo la vida nos hace cambiar.

Reconozco que yo antes era una persona que prácticamente vivía de noche. No era capaz de acostarme antes de la una de la madrugada y tenía un ritmo de vida tan frenético que sentía que lo único que tenía que hacer era ir tachando los días porque al final había cumplido lo que tenía en la agenda.

Pero de repente la vida me hizo cambiar. Yo decidía si lo tomaba o no. Y vi una nueva oportunidad en esa transformación, pasando a vivir de día, madrugar y sentir cada nuevo amanecer como nuevos retos por cumplir. No se trataba de tachar las cosas que tenia que hacer sino en disfrutar (a pesar de que hubiera tareas que no me apetecían o días de esos en los que piensas que es mejor no haber salido de la cama).

Y por eso disfruto ahora cada amanecer. Y ello no implica que no siga siendo una amante empedernida de los atardeceres. ¿Acaso amar una cosa implica renunciar a otra? Sí que hay que hacer ajustes, esfuerzos y tener en cuenta las peculiaridades de la vida.

Nos tenemos que adaptar si queremos sobrevivir. Y eso es una tarea propia, trabajo personal de cada una. Porque la actitud es cómo enfocamos lo que nos ha pasado: como un aprendizaje o como una derrota.

No necesariamente todo lo que nos gusta, nos conviene. Pero sí deberíamos sentir que lo que nos conviene, es lo que tenemos que hacer. Alinear cabeza, corazón y sentimiento es una labor titánica. Y no es fácil en absoluto. Pero también os digo que una vez empiezas, nada ni nadie te para.

Sentirse libre es poder elegir entre las opciones que la vida nos plantea. Y hacerlo desde el propio convencimiento de que es la mejor opción en ese instante. Porque efectivamente, la vida nos va poniendo en diferentes lugares y con diferentes condiciones. Aferrarnos a lo que tenemos nos impide ver algo nuevo. Y también provoca en ocasiones heridas (porque agarrarnos a una cuerda que tira demasiado, termina por llevarnos a nosotras también).

No todo el mundo sabe lo que es sentirse libre. Tiene miedos que se apoderan de él. Da vértigo el cambio. Sobre todo si estás en un lugar que te gusta. Más si el cambio es obligado o te han empujado sin haberlo esperado. Pero cuando te asomas tímidamente, como esos rayos de sol esta mañana, te das cuenta de que todo es posible.

No hay nada peor que resistirse. Y como la frase de Séneca del comienzo: construir algo nuevo implica conocer dónde estás y pensar a dónde te quieres dirigir. Centrar la energía en ello tiene que ser una parte más de nuestro día a día.

Al miedo se le reduce con amor. A la incertidumbre se le debilita con creencias. Al final siempre se le da la mano con un nuevo comienzo.

Se ha puesto a llover con fuerza. Sonrío. Suspiro. Al final, el dicho «como agua de mayo» es no sólo un refrán sino la esperanza de que si es, llegará. Y de ti depende cómo lo recibes.

P.D: Y allí donde estés, florece. He visto flores diminutas rompiendo el fuerte asfalto. Si crees que puedes, verás lo motivos. Y la forma. Y te sentirás libre porque lo has elegido tú.

Nos leemos en breve. Con amor,
I.

Sentirse libre

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