Sexo, Mentiras, Risas y Mensajes de WhatsApp

Sexo, Mentiras, Risas y Mensajes de WhatsApp

Y al tercer día,
resucitó de entre las conversaciones mantenidas,
se puso los tacones, se pintó los labios de rojo
y llamó al siguiente de la lista.

I.R.

Sexo, Mentiras, Risas y Mensajes de WhatsApp

Sexo. Cuatro letras que provocan, hipnotizan, excitan, hacen volver y también, irse. En todos los sentidos.

Y lo que somos (y son capaces) por unos minutos, horas (o incluso segundos) de placer. ¿Vendemos un rato de amor a cambio de un orgasmo? ¿Hablamos de sexo para conseguir el ansiado abrazo de después? Menudo dilema se presenta a veces entre tantas opciones disponibles a día de hoy, de usar, tirar… y para tirarnos.

Odio esa expresión. Reconozco que cada vez se vuelve más complicado, fabricamos artimañas más elaboradas y nos cuesta más abrirnos a unas cosas y mantenernos cerrados a otras. La noche, las copas, los mensajes de ida y vuelta. De todo. Pactos que no se cumplen, promesas en las que una vez abandonado el catre, se olvidan al otro lado al cerrar la puerta.

Dice mi amigo Fran (que luego se queja de que no cito la fuente) que la mayoría de las mujeres vivimos en esa idea de amor romántico que nos hace llevarnos las decepciones y fracasos que terminan renegando y maldiciendo a todo ser viviente.

Puede que no le falte razón. Puede que nos hayan inculcado desde pequeñas entre cuentos, tradiciones, series y otros estímulos externos propios (además de lo que ya traemos de serie cada una), que la mujer debe adoptar ese papel pasivo de conquista y dejar que sea el hombre, el galante caballero de armadura fuerte, quien la saque de la cama en volandas y la empotre contra la pared, agarrándola del cuello, apretando sus nalgas y provocando fuego en cada poro de su piel.

Pero no nos engañemos. Existen esos tipos que van vestidos de «empotradores» natos, de los que dicen mucho y luego no hacen la mitad y desaparecen antes de empezar el acto. Eso también decepciona. Tanto que son capaces de hacer bomba de humo cuando les compras la obra de teatro para representarla en un hotelito boutique de la ciudad. Y si no, que le pregunten a mi amiga Berta.

Y puede que entre todas, hayamos sacudido el polvo que otros quieren echarnos sin mediar otra palabra que unos cuantos mensajes de WhastApp, mentiras camufladas en audios inspiradores, risas que esconden las verdaderas intenciones, sutiles roces de la mano que en realidad es una invitación a subir al piso de arriba y quitarse el estrés acumulado de la semana a cambio de una cena y/o unas copas en un lugar con vistas a las nuevas piernas que quieren probar.

Somos humanos. Unas veces nos romperán el corazón y otras veces lo romperemos nosotras. Unas veces nos apetecerá pedir y otras que nos pidan. Habrá días que queramos que se queden esa noche y otras que se marchen antes del amanecer. Imaginar menos. Tocar más.

¿Nos creamos las expectativas o nos creemos las que nos venden?

Por si acaso, os recomiendo no alquilar vuestro corazón/sentimientos/tiempo al primer postor (o impostora) que se cruce en vuestro camino. Y si vais a invertir en algo, que al menos os provoque una sonrisa. Orgasmos. Y no os de dolor de cabeza.

Si eso pasa, porque nadie está libre de caer en la tentación (o la necesidad), invitad a vuestras amigas a unas copas. Y brindad: por esos consejos que valen millones. Por los audios interminables. Y las Risas.
Y porque me inspiran para el Blog. 😉

Nos leemos en breve.
Con amor,

I.

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