«Tienes que aprender a levantarte de la mesa
cuando ya no se sirve amor».
Nina Simone.
Una segunda cita conmigo
Os escribo este post después de haber tenido una cita con una persona muy importante: yo misma.
En realidad, hace un par de semanas, aprovechando unos días de fiesta, decidí marcharme a uno de mis rincones favoritos y vivir conscientemente esos días de relax, tranquilidad y momentos de reflexión y disfrute conmigo misma.
Echaba de menos esa necesidad de perderme, en parte, para volver con más ganas a la rutina, con más energía para hacer cosas y sobretodo, para despejar el camino por el que una quiere ir. Ya sabéis eso de «ajustar las velas para dirigirse al lugar que uno quiere llegar».
Han sido unos días muy especiales y sin duda, con ganas de repetir más por el hecho de sentir esa libertad.
Y es que me he dado cuenta de que independientemente de tener pareja o no (y ya no os cuento en el caso de que haya hijos), muchas veces nos dejamos a un lado, priorizando sobre todos los demás. Y al final, llega un momento en el que echas mucho en falta tener tiempo de calidad para ti y para hacer todo eso que dejas «para después».
Porque nos hemos vuelto unas expertas en tratar de ser las mejores: en el trabajo, en casa, con la familia, con los hijos, con los compañeros, con la pareja… Llegar a todos y a todo pero dejándonos a un lado. Y eso cansa, agota y termina por mermar nuestra autoestima.
De las 24h que tiene un día: ¿Cuántas horas pasas haciendo eso que realmente quieres en ese preciso momento? Posiblemente menos de las que te gustarían. Y entre lo que pasa y no pasa, se nos va el preciado tiempo del que disponemos.
Estaba allí, en mi pequeño paraíso, mirando por la ventana al mar y pensando en cuántas veces había vuelto a vivir algo por primera vez. Algo así como una segunda oportunidad para mí. Dejar esos pensamientos circulares o rumiantes a un lado. Centrarme en mí y en disfrutar de nuevo. Otra vez.
¿Alguna vez has tenido una cita contigo?
Te aseguro que la primera vez que lo pensé me eché a reír. ¿Arreglarme e irme a un restaurante bonito y disfrutarlo en mi propia compañía? Incluso sentarte en una cafetería y dejar el teléfono a un lado, contemplando una puesta de sol, mirando al horizonte o simplemente tratando de apagar o al menos silenciar, esas conversaciones que mantenemos.
Hay que hacer de la vida un momento especial. Tratar de disfrutar cada segundo, cada instante que vivimos. Y tener esas citas con una misma son la mejor de las recompensas.
¿Te has vuelto a enamorar de ti? Te aseguro que esa relación, debería durar, para toda la vida. Por esas veces que nos agobiamos, que creemos que no merecemos algo o que quizás es demasiado. Por los momentos que nos hablamos mal o dejamos de mirarnos con la ternura que nos miran otras personas. Y por todas las veces que pensabas que no, y fue un sí, aunque quizás no te diste cuenta en ese instante.
Nos leemos en breve. Disfrutad de estos días (aunque el calor ya se haya instalado al completo).
Con amor,
«Quien no crea en segundas oportunidades,
que cuente las que se ha dado a sí mismo».
Sara Buho.