¿Qué estrella cae sin que nadie la mire?
William Faulkner
Estamos en constante cambio.
Me encanta despertarme por la mañana y escuchar ese silencio de la ciudad que aún está adormilada, cuando el cielo continúa pintado de negro o cuando algunas estrellas se resisten a las primeras claras del día, luchando contra la luz.
Miro por la ventana y el olor del ambiente es aún disperso pero hay sutiles toques del rocío, del relente de la noche. Y ese primer sorbo del café o té te trae de vuelta y empiezas a pensar en todas las cosas que te esperan por delante en ese día.
Cuando voy camino del trabajo soy consciente de lo bueno que tengo, en la suerte de poder trabajar en lo que me gusta, de poder ayudar a más personas, de ofrecer alternativas y una vida mejor…
Estamos en esta vida de paso. Y de nosotros dependerá el enfoque que queremos darle a lo que nos rodea, a las personas que vienen a nuestra vida y a las que amablemente invitamos a marcharse.
Somos cambio constante. Y lo hacemos porque aprendemos y nos equivocamos. Porque la esencia de la vida es transformar a su paso. Y precisamente en esa mochila que todos llevamos encima, para sobrevivir o porque la necesitamos para el trayecto, vamos sacando y metiendo cosas según el momento en el que nos encontramos y lo que pensamos que nos espera por delante.
Y lo mismo pasa con las personas. Están las que hacen un tránsito breve por nuestra existencia. Las que nos enseñan a querernos más y las que pasan de puntillas, casi de soslayo. También están esas que queremos atesorar y que no se vayan nunca de nuestro lado y por supuesto las que decidirán marcharse libremente.
Todo pasa. Desde el momento más feliz y que ansiamos con ganas, hasta el más complejo y triste. Y es que la vida, efímera, nos recuerda a cada instante que nada dura para siempre.
Os puedo asegurar que absolutamente de todo podemos sacar un aprendizaje si queremos y estamos dispuestos a hacerlo. Y que cualquier persona, por muy difícil de entender que nos parezca, nos enseña.
Ojalá fuéramos más conscientes precisamente de todo ello y no ocupar nuestro tiempo ni pensamientos en lo no lo merece. Pero quizás, la vida no estaría entonces enseñándonos eso: que estamos aquí de paso.
Haz más de eso que te hace feliz. Sonríe más. Haz más planes. Disfruta de la soledad y de tu compañía. Aprende a no posponer lo importante y dejar a un lado lo que te dicen que es urgente. Simplemente vive.
Mis mejores deseos, como siempre,
