Aprender de lo que nos da la vida

Aprender de lo que nos da la vida

«Solo los dos sabemos la falta que nos hacemos».
Mario Benedetti

Empezamos otra nueva semana y me sigue pareciendo que el tiempo pasa más rápido de la cuenta.

Hoy os quiero dejar una parte pequeña de mí. Y es que durante estos años (yo casi que diría unos tres o así), he tenido una pequeña batalla conmigo misma sobre esa necesidad de querer dejar que las cosas fluyan y hacer que fluyeran «de la forma que a mí mejor me venían».

Y obviamente sabemos perfectamente que las cosas suceden cuando tienen que hacerlo, ni antes ni después. He llegado a vivir momentos en los que me he agobiado porque quería abarcarlo prácticamente todo y si algo se salía de lo que había planificado llegaba a enfadarme porque suponía cambiar de planes.

Entonces, llegó un día en el que aprendí que no por mucho querer algo iba a suceder del modo en el que yo quería. Era algo así como sacudir un reloj esperando que el tiempo vaya más rápido o quitarle la pila para hacer que se pare.

Pues lo mismo de absurdo puede resultar pretender tener todo «controlado». Y quienes me conocen bien saben que yo era de esas personas. Al final, lo que sucede es que la experiencia, los años y las circunstancias, nos ponen en el lugar que debemos.

Y es que aprender de lo que nos da la vida es parte del proceso. Pero hay que tener la predisposición y «estar en ese momento vital» de estar para recibir.

Os cuento todo esto porque la semana pasada en el trabajo tuve que enfrentarme a situaciones muy complicadas con casos de esos que te hacen saltar un clic en tu interior. Porque no es fácil, ni cómodo, ni sencillo.

Y ahora mientras os escribo esto recuerdo las dos sillas que tengo siempre delante de mi mesa. Y cómo van pasando personas con una trayectoria de vida de las que siempre aprendes algo. Lo mejor no es sólo lo que dicen, sino cómo te dicen lo que harían y dejaron por hacer. Ahora ya ni tienen fuerzas, ni ganas. Ni tiempo.

De los que más aprendo sin duda son de nuestros mayores. La vida parece como que al llegar a cierta edad, hace que te relajes a unos niveles tan altos que creo que es cuando terminas por «vivir del todo». Y no deja de parecerme algo incongruente hacerlo justo cuando sabes que te queda menos tiempo (en teoría).

Nos hemos acostumbrado a vivir de puntillas. «Cuando tenga el trabajo tal haré…», «Si tuviera esto o lo otro podría…», «Ojalá pudiera hacer…».

¿Y si no llega? ¿Y si nunca se las das circunstancias?
¿Vives a medias? ¿Te quedas con las ganas?

Pero claro, cuando te lo planteas es cuando frenas en seco. Aprender de lo que nos da la vida es el secreto de esa pequeña felicidad. Todo, aún los momentos más dolorosos nos aportan algo. Nos enseñan. Hacen que tengamos en esa mochila que nos acompaña a lo largo de nuestra existencia, una actitud ante la vida u otra.

Hay que ser realistas. Sabemos que vendrán días negros. Pero también claros. Los dos son parte de una misma cosa. De ahí el saber rodearte de las personas que te sumen, alejarte de aquello que te quitan energía, tener pensamientos que te hagan vivir en continua rumiación y te reste tiempo para otras cosas, es lo que hace que la balanza se incline a una u otra opción.

Está claro que no podemos controlarlo todo. También tenemos una edad como para saber que no todo es posible. Pero sin duda, lo que sí está claro es que si no lo intentas, nunca lo sabrás.

Mis mejores deseos en esta semana. Con amor,

I.

Please follow and like us:

2 comentarios sobre “Aprender de lo que nos da la vida

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Social Share Buttons and Icons powered by Ultimatelysocial