La máscara que nos protege

«Tú, que has visto la luz
que se cuela entre mis grietas»

Empezamos otra semana más. La última de este mes de septiembre que ha pasado de forma tan fugaz, que nos ha dejado el otoño y nos ha dejado más sol que lluvia.

Hoy no tenía pensado escribir este post, pero al final, ciertas reflexiones me han hecho sentarme delante del pc y hacer el correspondiente pensamiento en voz alta.

Compartía despacho con tres compañeras más el otro día y surgió el tema de las apariencias. Porque muchas veces veíamos a personas que parecían estar bien pero en realidad no lo estaban (por actitud, por su constitución, forma de ser etc). Y cómo había otras que por el contrario, fingían estar mal solo por sacar provecho de la situación.

La ética y la falta de empatía es algo que parece estar a la orden del día. Aunque podríamos perder la fe en la humanidad, sé de corazón que aún hay personas en el mundo que hacemos lo que consideramos que es lo correcto y tratamos de ponernos en el otro lugar y no hacer ese famoso «no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti».

A lo largo de la conversación una de ellas dijo: «pues yo creo que fulanita no debe estar tan mal cuando siempre la vemos riéndose y alegre». Y no pude más que contestarle: «y si es una forma de hacerse la fuerte? ¿Y si es una máscara?».

Eso le dio que pensar. Claro que las apariencias engañan. No conocemos las verdaderas circunstancias o situación que vive esa persona a la que siempre vemos con una sonrisa en la cara, del mismo modo que tampoco sabemos los motivos por los que alguien siempre está quejándose o triste y apática.

En realidad solo vemos la parte que nos quieren mostrar y nosotros nos encargamos de hacer las conjeturas y teorías varias. Y no podemos negar que la mayor parte del tiempo, de forma consciente o inconsciente, vamos con una máscara enseñando sólo una parte de nosotras a quién queremos de la forma que consideramos en ese momento.

La máscara que nos protege es simplemente una forma de ser. Que nos puede representar o no. Pero que nos ayuda a sobrevivir en este mundo tan inhumano a veces.

Las palabras que decimos tienen siempre consecuencias. Tanto las positivas y alegres como las negativas.

No sabemos en qué clase batalla se encuentra cada persona. Ni en qué punto de la vida: si acaba de ponerse en pie o está a punto de arrojar la toalla.

Nuestras teorías varias sobre la vida de los demás a veces es una muestra más de ponernos esa máscara y evitar centrarnos en lo que nos pasa y cómo lo afrontamos.

Del mismo modo que sabemos aconsejar perfectamente cuando nos preguntan y no sabemos (o sí, pero nos cuesta) cuando somos nosotras las que tenemos que tener la determinación de la acción.

La máscara que nos protege tiene diferentes formas, colores y momentos. Sea como fuese, quizás, simplemente, sólo queremos que nos salve.

Nos leemos en breve. Con amor,

I.