Desconectar para reconectar y volver

Desconectar para reconectar y volver

«La vida es lo que tú tocas»
Pedro Salinas

Estamos terminando la última semana de Julio entre calor propio de esta época del año, curvas que no paran de subir, ideas de irnos, ganas de volver a lo que conocíamos como VIDA y momentos varios.

Hablamos mucho de vacaciones, de esas ganas (e incluso ansias) por salir de la rutina, de tener tiempo para hacer eso que con la rutina nos falta, pero olvidamos cuál es realmente el propósito de esas esperadas vacaciones, al menos, el que cada uno tenga en su cabeza.

Después de este año que llevamos en el que las noticias nos cambian los planes de un día para otro, en el que a pesar de la esperanza que cada uno albergamos en nuestro interior de hacer esas cosas que antes hacíamos sin tener que estar tan pendientes de datos, creo que debemos aún más, sentir esa necesidad de conexión con nosotros mismos, de vivir este presente y proponernos a corto plazo aquello que sabemos (o intuimos) nos hace felices.

Desconectar para reconectar y volver a nuestro centro. Eso se ha vuelvo parte de mi día a día en mi planificación diaria, donde pueda decirle tiempo a esos pequeños gestos cotidianos que implican darme tiempo, cuidar mi cuerpo, mis pensamientos, dar las gracias, sentirme afortunada por aquello que me rodea y dejar a un lado e incluso marcharme de aquello o aquellas personas que no aportan.

Saber elegir es en sí misma una cuestión de elección. Aprender a ponernos en el centro de nuestras prioridades, a decidir qué es aquello que realmente nos provoca felicidad y a lo que tenemos que saber decir que no.

Hace un tiempo, hablando con mi amiga Laura en una de esas conversaciones que en voz alta suenan tan clarividentes, llegamos a la conclusión de que aprender a decir que no, es en sí mismo un acto lleno de valentía. Pero a veces nos cuesta porque ponemos a las otras personas o las otras opciones por delante de nosotras mismas.

Dedicarnos tiempo de calidad es prácticamente un lujo. Apegados a las redes sociales, a las noticias y la necesidad de estar informados a cada instante, a darle prioridad a lo urgente en lugar de lo importante, a no saber desconectar del trabajo o de los ruidos constantes que se instalan en nuestra cabeza.

Al final, cuando echas la vista atrás, te das cuenta de que el tiempo es realmente lo único que no vas a recuperar. Si nos paramos a pensarlo con total frialdad, regalamos en muchas ocasiones una de las cosas más valiosas que tenemos.

Os voy a dejar un pequeño consejo a la hora de tomar decisiones que desde que la descubrí, me ha venido muy bien a la hora de tomar decisiones. Se trata de la Regla del 10/10/10.

¿En qué consiste la Regla de Welch?

Cuando vayas a tomar una decisión en tu vida, cuando algo te atormente, o cuando se instale en tu subconsciente de una forma reiterada, detente un momento: ¿Qué imparto o consecuencias tendrá ello en los próximos 10 minutos? ¿Y en los próximos 10 meses? Pero, ¿y en los próximos 10 años?

No sé si será la mejor fórmula o secreto para tomar buenas decisiones, pero seguro que si lo piensas, habrá muchas cosas de tu vida que no necesitan tanto espacio en tu vida ni en tus pensamientos.

Espero que este mes de Agosto que se avecina venga cargado de momentos únicos, maravillosos y llenos de felicidad.

Nos leemos en breve.

Con amor,
I.

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