«¿Dónde están tus sueños? Y meneas la cabeza y te dices:
¡Qué rápido pasan los años!
Y de nuevo te preguntas: ¿Y qué has hecho tú con tus años? ¿Dónde has enterrado tu mejor época? ¿Has o no has vivido?».
Dostievski
Disfrutar del olor y sabor de un buen café. Aprovechar ese ratito con el semáforo en rojo para mirar por la ventana al cielo. Dejar el móvil silenciado a caso hecho más de una hora. Preparar un bizcocho que llevaba tiempo con ganas de hacer. Dar ese paseo un poco más largo. O poner una y otra vez esa canción que te sabes de memoria porque te apetece escucharla mientras te duchas.
Reconozco que en este mes estoy aprendiendo a disfrutar de las pequeñas grandes cosas de la vida aún más. Adaptarse al medio es una de las estrategias básicas para sobrevivir a cualquier situación y más en esta de incertidumbre en la que estamos ahora.
El ser humano tiende a la estabilidad, a la comodidad y en el fondo, a una rutina que más o menos comprende, entiende y conoce, lo cual, nos hace sentirnos a salvo. Cualquier situación, acontecimiento o actuación que sea repentina e inesperada, nos provoca una desestabilización que requiere de herramientas propias para poder hacer los ajustes necesarios y volver a ese equilibrio lo más pronto posible.
Vivir en ocasiones se hace complicado si tenemos en cuenta los factores que se ponen en contra. Sin embargo, enfrentarse a esa realidad, nos puede provocar tristeza, miedo, incertidumbre, decepción o pérdida.
Para un momento. Trata de dejar la mente en blanco.
¿Qué te provoca felicidad? ¿En qué piensas cuando quieres sentir esa sensación de paz y tranquilidad?
Os reconozco que hay veces que a una le cuesta encontrar motivos realistas con todo lo que tenemos a nuestro alrededor, con lo que vemos en las noticias, en el trabajo…
Pero siempre hay que tratar de buscar ese lado positivo de la vida, incluso con las dificultades. Centrarnos más en lo que tenemos en lugar de lo que en nos falta. Aprovechar cada momento para respirar y sentirnos vivos. Y en lugar de ocupar el tiempo, saborear esos segundos que no vuelven a repetirse.
Ahora no podemos abrazarnos, brindar con alegría, disfrutar de una cena con amigos en nuestro restaurante favorito, coger un avión y volar a algunos de los muchos sitios que quedan pendientes por conocer.
Sin embargo podemos mandar un mensaje a alguien que hace tiempo que no vemos o que tenemos ganas de ver, enviar una carta escrita a mano a algún familiar, hacer una videollamada con una copa de vino, pasear y disfrutar del manto de hojas en el suelo, hacer fotografías de ese atardecer irrepetible, leer ese libro de la mesita de noche que está huérfano porque apenas lo hemos leído o hacer esa receta (aunque sea para uno) disfrutando de todo el proceso.
Siempre estamos aprendiendo a disfrutar de las pequeñas grandes cosas de la vida. Estamos aquí de paso, en esta escuela que maneja el tiempo un poco a su aire, a veces va muy rápido y otras muy lento. Disfrutemos del viaje. De la compañía. Y de cada estación.
Nos leemos en breve.
Con amor,